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CONTINUAR REALIZANDO OBSEQUIOS A LOS VECINOS… ¿ES REALMENTE UNA NECESIDAD?

Con motivo de un bando municipal que informaba a los vecinos a finales de 2020, sobre la posibilidad de recoger «unos detalles hechos por el Ayuntamiento» como en años anteriores, el Procurador del Común de Castilla y León ha informado que:

» … El ánimo de liberalidad propio de la donación es contradictorio con la finalidad de interés público que persigue la Administración…»

Así mismo, la Institución emitió la siguiente resolución y rogó al Ayuntamiento que comunicara de forma motivada la aceptación o no aceptación de la misma:

«Se sugiere a V.I. que, en lo sucesivo, se abstenga de realizar obsequios a los vecinos del municipio, al margen de los procedimientos de concesión de subvenciones públicas».

Al haber transcurrido demasiado tiempo sin recibir respuesta , el Procurador del Común se ha visto en la obligación de incluir a nuestro Ayuntamiento, de nuevo, en el registro de «entidades no colaboradoras» con la Institución. Fuente: https://www.procuradordelcomun.org/

 

La Asociación Vecinal no comparte que el Ayuntamiento muestre esta obstinación en no contestar y en no dejarse guiar por las recomendaciones y resoluciones de una Institución como el Procurador del Común de Castilla y León, puesto que es el Alto Comisionado de las Cortes de Castilla y León, designado por éstas, que actúa con independencia para la protección y defensa de los derechos constitucionales de los ciudadanos y de los derechos y principios reconocidos en el Estatuto de Autonomía de Castilla y León frente a la Administración de la Comunidad, la de sus entes locales y la de los diferentes organismos que de éstas dependan.

Por ello se insta, tanto a los ediles como al conjunto de los vecinos, a recapacitar sobre la situación de desprestigio a la que la actual Corporación llevaría al pueblo, de continuar por la misma línea que viene demostrando hasta ahora.

«-Y, ¿ha pensado usted qué va a votar?
El señor Cayo introdujo un dedo bajo la boina y se rascó ásperamente la cabeza. Luego, se miró sus grandes manos, como extrañándolas. Murmuró al fin:
-Lo más seguro es que vote que sí, a ver, si todavía vamos a andar con rencores…
Rafa se echó a reír. Levantó la voz:
-Que eso era antes, joder, señor Cayo. Ésos eran los inventos de Franco, ahora es diferente, que no sabe usted ni de qué va la fiesta.
-Eso -dijo humildemente el señor Cayo.
La voz de Rafa se fue haciendo, progresivamente, más cálida, hasta alcanzar un tono mitinesco:
-Ahora es un problema de opciones, ¿me entiende? Hay partidos para todos y usted debe votar la opción que más le convenza. Nosotros, por ejemplo. Nosotros aspiramos a redimir al proletariado, al campesino. Mis amigos son los candidatos de una opción, la opción del pueblo, la opción de los pobres, así de fácil.
El señor Cayo le observaba con concentrada atención, como si asistiera a un espectáculo, con una chispita de perplejidad en la mirada. Dijo tímidamente:
-Pero yo no soy pobre.
Rafa se desconcertó:
-¡Ah! -dijo- entonces usted, ¿no necesita nada?
-¡Hombre!, como necesitar, mire, que pare de llover y apriete el calor».

MIGUEL DELIBES.