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ES UN MILAGRO QUE LAS ESTANTERÍAS ESTÉN TODOS LOS DÍAS LLENAS.

Como todos sabéis, el pasado lunes celebramos San Isidro con las tradicionales misa y procesión a la Ermita.

¡NO HA FALTADO LA SALVE!

Lo que no fue tan tradicional, pero todo el que pudo disfrutó, fue el banquete que se nos otorgó.

¡TERNERA ASADA A FUEGO LENTO, MÁS DE 12 HORAS!

Lo mejor de estos eventos es que se puede departir entre contertulios con los que no siempre se tiene suficiente tiempo para hablar sobre ideas, pensamientos. Por que satisfacer los instintos básicos no está reñido con cuidar nuestra faceta espiritual.

¿VERDAD?

A esto contribuyó el párroco con su ejemplo, ya que nos otorgó una homilía plagada de recuerdos a los valores que San Isidro Labrador dejó en sus coetáneos, hombres y mujeres de campo.

¡PATRÓN DE LOS AGRICULTORES Y DE NUESTRO PUEBLO!

Lo que sí echamos en falta en el discurso político que se nos ofreció, en el previo al inicio de la comida, es que se hubiera agradecido su esfuerzo, igual que a la Corporación, sus empleados y alcaldes de la zona; a los agricultores y ganaderos. Gracias a su esfuerzo cotidiano sale de los campos todos los días la comida hacia los mercados, incluso cuando hay pandemias o guerras. Contribuyen a generar riqueza en nuestro territorio.

¡GRACIAS A SU ESFUERZO TENÍAMOS TERNERA ESE DÍA!

Momento del acto político.

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POR ELLO, DESDE TRITIUM AUTRIGONUM, PARA LOS AGRICULTORES Y GANADEROS…

¡VAYAN PARA VOSOTROS ESTAS ESTROFAS DEL SIGLO DE ORO ESPAÑOL!

«¡Cuán bienaventurado
aquel puede llamarse justamente,
que sin tener cuidado
de la malicia y lengua de la gente,
a la virtud contraria,
la suya pasa en vida solitaria!

¡Dichoso el que no mira
del altivo señor las altas casas,
ni de mirar se admira
fuertes columnas oprimiendo basas,
en las soberbias puertas,
a la lisonja eternamente abiertas!

Ni sufre al confiado
en quien puede morir, y que al fin muere,
ni humilde al levantado
con vanas sumisiones le prefiere,
sin ver que no hay columna
segura en las mudanzas de fortuna.

Ni va sin luz delante
del señor poderoso, que atropella
sus fuerzas arrogante,
pues es mejor de noche ser estrella,
que por la compañía
del sol dorado no lucir de día.

¡Dichoso el que apartado
de aquellos que se tienen por discretos,
no habla desvelado
en sutiles sentencias y conceptos,
ni inventa voces nuevas,
más de ambición que del ingenio pruebas!

Ni escucha al malicioso
que todo cuanto ve le desagrada,
ni al crítico enfadoso
teme la esquiva condición, fundada
en la calumnia sola,
fuego activo del oro que acrisola.

¡Oh cuántos hay que viven
a sus cortas esferas condenados!
Hoy lo que ayer escriben,
ingenios como espejos que quebrados
muestran siempre de un modo
lo mismo en cualquier parte que en todo.

¡Dichoso pues mil veces
el solo que en su campo, descuidado
de vanas altiveces,
cuanto rompiendo va con el arado
baña con la corriente
del agua que destila de su frente!».

FÉLIX LOPE DE VEGA CARPIO (1562-1653).