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SEMBRANDO AGUA

 

Casualmente he oído en la Cadena Ser un reportaje que hablaba de que en la Sierra de Gredos un grupo de voluntarios estaban “sembrando agua” ¿cómo? Pues recuperando antiguos manantiales y arroyos después de un trabajo de limpieza. (algo que antiguamente en la España rural se hacía de forma habitual, y que por aquí en Castilla se llamaba “ir de verea”).

Yo no soy agricultor, pero soy nieto de quien sí lo fue en un pequeño pueblo de la España Vaciada. De todas formas si hay algún error en lo que transmito es de forma involuntaria.

Esto me ha conectado con otra información aparecida en Cataluña y que transcribo del “Parque de los Olores”.

¿Cómo se puede sembrar agua?

De la larga e intensa sequía que padecemos se pueden sacar cosas positivas, y una de ellas es tomar conciencia del valor del agua, para hacer una mejor gestión de la misma.

Un problema de las tierras agrícolas y los bosques es, que si tienen pendiente, el agua de la lluvia corre por gravedad y no se filtra, lo que provoca el fenómeno desertizador de la erosión. Nuestros antepasados, conscientes del problema, construían paredes de piedra para hacer bancales planos y conseguir que el agua se filtrase en la tierra.

El miedo a la sequía persistente nos ha hecho pensar en el valor que tiene la lluvia para la supervivencia de los seres vivos. Y al mismo tiempo, si somos previsores, podemos aprender de los conocimientos de nuestros ancestros y “sembrar agua”, porque si sembramos…puede ser que cosechemos y sobrevivamos.

A continuación algunos ejemplos de cómo los seres humanos hemos aplicado diferentes técnicas para “sembrar agua”.

 

 

La experiencia de los indígenas de los Andes peruanos

La siembra y recogida de agua es un concepto que viene de antiguo. Antes de que llegasen los colonizadores, los indígenas peruanos se preocupaban de recoger el agua de la lluvia desde la parte alta de la montaña para infiltrarla en los acuíferos (a esto lo llamaban “sembrarla”) de forma que al cabo de un tiempo esta agua llenaba manantiales, pozos y ríos. Así evitaban que el agua de lluvia se deslizase montaña abajo provocando una erosión del suelo y sin que se infiltrase en la tierra, produciendo inundaciones inesperadas.

La experiencia de Sierra Nevada

El caso de los Andes peruanos no es único. En Sierra Nevada se siembra agua desde la época del al-Ándalus mediante una infraestructura que se conoce como “acequias de careo”. Se trata de unos canales excavados en la parte alta de la montaña donde se concentra el agua del deshielo y la lluvia de las montañas, para infiltrarla montaña abajo en las “simas, calaeros o matas”, de manera que el proceso de infiltración es lento y así se puede garantizar que los ríos mantengan prácticamente constante su caudal.

Buena parte de los bosques de robles y de castaños de Sierra nevada y la vida en los pueblos de la Alpujarra granadina dependen de los careos que actualmente se vuelven a valorar y mantener, hasta convertirse en una de les características del paisaje cultural de esta Reserva de la Biosfera. Pero además de recuperar “las acequias de careo” otra manera de sembrar agua es restaurar la cubierta verde, de manera que las ginebras, sabinas, y otros arbustos son clave para que se ayude a estabilizar el suelo y evitar la erosión.

Sobre “Las acequias de careo” de Sierra Nevada se puede consultar el siguiente enlace:

La propuesta de Keyline o línea llave desde Australia

 

En los últimos tiempos y vinculado a la agroecología y la permacultura se ha difundido la técnica del diseño Keyline que el ingeniero P. A. Yeomans desarrolló en los años 50 del siglo XX en Australia

Se trata de una técnica que, respetando las curvas de nivel del terreno se hace un corte de la superficie del suelo arada (yeomans), para que el agua de lluvia se infiltre en estas líneas. Y eso favorece que el suelo se haga cada vez más fértil gracias a que el agua se infiltra y no erosiona la capa de tierra.

 

Las” Levadas” de Madeira. El ejemplo de la Isla de Madeira donde mediante un sistema de canales aprovechan el agua en lugar de “perderlo” montaña abajo.

 

Si en alguna ocasión vais a Madeira seguro que pasearéis por “las Levadas”. Es un sistema de canales que recogen el agua procedente de los bosques de laurel o laurisilva que hay en la parte alta de las montañas. En vez de que el agua discurra libremente por lugares con mucha pendiente provocando la erosión del suelo, el agua se recoge y se canaliza para aprovecharla y que no perjudique el ecosistema. Las Levadas se construyeron en el siglo  XVI  cuando se iniciaron los cultivos de caña de azúcar y más adelante viñas por parte de los pobladores de la isla. Se trataba de garantizar el abastecimiento de agua. En el siglo XX las levadas se hicieron servir para generar electricidad y más recientemente como atractivo turístico porque se puede hacer senderismo    caminando por los senderos que acompañan las Levadas.

 

Pilar Comes Solé
Impulsora de la Xarxa Parc de les Olors

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